Muerto y aseado, transportan al cerdo a la bodega,
la mesa de la morgue donde se ejecutará el despiece.
Costumbres
La matanza es una tarea familiar y solidaria en la que participan personas de la
familia, amigos o vecinos.
Durante ese día son comunes las bromas y se suele beber en abundancia, al menos una
copa por cada cerdo matado, como ocurre en Pereiras (A Cañiza), donde el mismo grupo de
vecinos ayuda en la matanza del cerdo de cada uno de los del grupo. Hace años también
era costumbre que, acabada la faena, el matador y la gente de la casa jugasen una partida
de cartas.
Esta tradición conserva connotaciones sexuales, y es normal bromear con los órganos
sexuales del animal o manchar a los demás con las heces que desprenden las tripas.
Irremediablemente, como ocurre con tantas otras tradiciones, se mantiene la división de
tareas según el sexo: el hombre agarra al cerdo y la mujer elabora los embutidos. Incluso
antes, las mujeres comían separadas de los hombres que intervenían en la matanza,
práctica que felizmente se ha ido extinguiendo.